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sábado, 15 de septiembre de 2012


CARETAS 13 SET 2012: MOROTE Y LA SECTA DE ANCON, LA VERSION DE KETIN, LERNER CONTRAATACA
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Julio Del Carpio
14 sep (hace 1 día)
para bcc: 
 
 
La Secta de Osmán Morote
 
 
La Secta de Osmán Morote
 
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Jueves 6. Pobladores del asentamiento capturaron a tres sujetos que intentaron volar una torre de alta tensión. Les incautaron dinamita y propaganda del Movadef. Derecha: Osmán Morote, número dos de Sendero Luminoso, saldrá en libertad en junio de 2013.
Integrantes del Movadef detenidos por pobladores en Ancón reivindican liderazgo del No 2 de Sendero, quien sale el próximo año.


Los veinte años de la captura de Abimael Guzmán coinciden con una agenda noticiosa que revive el protagonismo de Sendero Luminoso. De un lado, la muerte del camarada “William” en el VRAEM demostró que el trabajo de inteligencia que posibilitó la histórica caída de “Gonzalo” puede ser reproducido en la espesura de la selva. Pero, en una manipulación política que no parece tener fin, también fue motivo equívoco para emprender de nuevo desde ciertos sectores los ataques contra el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. A esos ángulos tocados en esta edición de CARETAS se suma la reveladora historia de la presunta secta senderista del Movadef que ocupa un pueblo joven de Ancón. Allí, como en la ignorancia de jóvenes ayacuchanos que vuelven a sucumbir ante el hechizo maoísta, se escriben las lecciones advertidas por Antonio Ketín Vidal y Salomón Lerner Febres, entrevistados en las páginas siguientes. El terrorismo encuentra su caldo de cultivo en los desiertos de la pobreza y la miseria educativa. 
Eran las 4 y 15 de la madrugada del pasado jueves 6, cuando los pobladores de la Asociación Pro Vivienda Villa (Aprovía), en Ancón, despertaron abruptamente.
Los estruendos provocados por la ignición de explosivos artesanales contra una torre de alta tensión desataron el pánico.
A lo lejos, los vecinos divisaron ocho siluetas alrededor de la torre N° 377, ubicada a la altura del kilómetro 53.5 de la Panamericana Norte. Tenían los rostros cubiertos con pasamontañas.
Gritos de auxilio y pitazos de los miembros de las rondas vecinales alertaron a más de 600 pobladores. Armados con palos, escobas y utensilios de cocina salieron de sus casas de madera de 3x3 para capturar a los agresores.
Una semana antes un grupo de desconocidos había pretendido volar esa misma torre, pero al ser descubiertos escaparon.
Esta vez casi ocurre lo mismo. Los encapuchados emprendieron la fuga, pero los pobladores los persiguieron por 45 minutos. Algunos quisieron esconderse, pero sus huellas en la arena revelaron la ubicación de tres a quienes finalmente les echaron el guante.
Fabián Alejandro Lizárraga Pumahuali (47), Josué Fredy Lizárraga Soto (24) y Santos Alfonso Ríos Llatas (33) fueron intervenidos con 91 cartuchos de dinamita, 11 explosivos artesanales, un revólver y una bomba lacrimógena.
Pero lo que llamó la atención fue el hallazgo entre sus pertenencias de 930 volantes en los que llaman a la población de Ancón a sumarse a la “lucha” del Movadef y al reclamo por la pronta libertad de Osmán Morote Barrionuevo, “el cuarto mando (de Sendero Luminoso) y ahora dirigente del Movadef”.
¿Se trataba, como parecía, del primer acto terrorista del Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales (Movadef)?
El Movadef es el grupo de fachada de Sendero Luminoso (CARETAS 2215), pero predica los lineamientos de Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre de abandonar la lucha armada en favor de la acción política pacífica. En una reciente entrevista desde la prisión con el prestigioso semanario británico The Economist, Iparraguirre llamó traidores a los que no acatan este llamado.
Siendo el Movadef un órgano político que se rige ideológicamente por el llamado “pensamiento Gonzalo” resulta insospechado pensar que sus miembros vayan a desobedecer a la cúpula encarcelada.
Al cierre de esta edición, la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) investigaba los antecedentes de los detenidos.
¿Podría tratarse de traficantes de terrenos que aparentan ser terroristas para sembrar el terror y obligar a los pobladores a abandonar sus humildes casas en los arenales? Es posible. Pero hay elementos hasta hoy desconocidos que complican la trama.

DE VUELTA AL BARRIO

En junio de este año, durante una asamblea vecinal de Aprovía, 16 hombres se presentaron como miembros de una ONG solicitando terrenos para edificar obras. Pedían 600 metros cuadrados.
El vocero principal se presentó con los apellidos “Morote Barrionuevo”, pero no despertó la sospecha de la asamblea. Poco después, cuando los pobladores se enteraron de que el ex No 2 de Sendero Luminoso, Osmán Morote Barrionuevo, estaba preso en el penal Piedras Gordas de Ancón se activaron las alarmas.
Los dirigentes de Aprovía rechazaron la oferta y fue entonces cuando los supuestos miembros de la ONG confesaron formar parte del Movadef y aseguraron que ya contaban con varios lotes en Ancón.
En efecto, los dirigentes de Aprovía descubrieron en la zona llamada El Mirador, a unos 200 metros de la torre N° 377 que fue blanco del atentado, unos 60 lotes que pertenecerían al Movadef.
“Es un terreno de más de 1,400 metros cuadrados. Está cercado por sábanas negras. Estos señores dirigentes del Movadef han entregado (lotes) a mucha gente. Nosotros no podemos saber a ciencia cierta cuántos son en total”, denunció a CARETAS Andrés Alberca, presidente de la Comisión Organizadora de Aprovía.
Los vecinos de El Mirador relataron a esta revista que, todos los fines de semana, se encienden las luces en dichas casas y se escuchan arengas que dicen: “¡Viva el presidente Gonzalo!”; ¡Viva el Movadef!”. Testigos dijeron que el dirigente de esa legión se apellida Morote y se sospecha que es familiar del terrorista preso en Ancón.
Osmán Morote Barrionuevo fue capturado el 11 de junio de 1988 bajo el gobierno de Alan García. Fue sentenciado a 25 años de prisión por lo que cumple el total de su condena el 26 de junio del 2013.
A la cúpula de Sendero Luminoso, incluido Morote, se le impuso el pago de una reparación civil a favor del Estado de S/. 3,700 millones. Morote no ha pagado, pues se ha declarado una persona sin recursos económicos. Ese argumento es suficiente para salir libre, con lo cual se convertiría en el primer dirigente histórico de SL en ganar la calle.
En una entrevista con la revista ayacuchana Con Sentido, en enero de este año, el No 2 de SL afirmó que “un nuevo tiempo de brega empieza a desplegarse vigorosamente, concretando en la escena política un verdadero movimiento de izquierda popular”, en referencia al Movadef. Todo indica que en libertad dirigirá el grupo.
En 2005 Morote fue trasladado de la Base Naval del Callao al penal Piedras Gordas de Ancón. Hace menos de un mes, personal del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) le requisó un celular y, de acuerdo a fuentes confiables de la Policía, se han registrado llamadas de teléfonos públicos de Ancón al teléfono de Morote.
En esta historia persisten preguntas, sobre todo la que toca la contradicción entre la intentona de voladura de torres y la postura supuestamente pacífica del Movadef y los seguidores de Abimael Guzmán.
Sin embargo, las loas maoístas y el cerco negro a los terrenos no parecen parte de un completo montaje para traficar terrenos. De hecho, si se aprobara la ley del negacionismo, aquí habría un primer caso para ponerla en práctica.







La Versión de Ketín

Guzmán le dijo a Ketín Vidal: “Podrán matarnos, pero las ideas quedan”. “No se equivocó”, opina el general.


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Guzmán le dijo a Ketín Vidal: “Podrán matarnos, pero las ideas quedan”. “No se equivocó”, opina el general.
La captura de Guzmán, la reacción de Montesinos y las lecciones para el presente.


“No dejemos que el tiempo borre los recuerdos”, pide el general PNP (r) Antonio Ketín Vidal Herrera (68). Los éxitos de 1992, y en especial, la captura de Abimael Guzmán, tienen su correlato con las reformas que se introdujeron en el transcurso de ese año en la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dincote). Vidal asumió la jefatura de ese organismo en diciembre de 1991 y asegura que los cambios que realizó permitieron que el GEIN desarrollara su trabajo adecuadamente, atrapando al ‘Cachetón’. La historia, alega Vidal, es una sola y no puede olvidarse.

Las fotografías de Abimael Guzmán están desperdigadas sobre la mesa. El general Ketín Vidal las observa detenidamente. Lleva un sobretodo negro de espía y habla sin prisa, igual que siempre. Han transcurrido dos décadas, pero la memoria permanece intacta. Vidal recuerda que el sábado 12 de septiembre de 1992 la gente celebró en las calles y agradeció a la Policía. Todo el Perú evoca lo que hicieron en ese momento como lo atestigua el Facebook de CARETAS. Y todo cambió desde entonces, incluso para el propio Vidal. Hoy está enfrentado públicamente con algunos miembros del GEIN. El general se defiende apelando a sus recuerdos. Esta es su versión.
¿Cuál es su reflexión a 20 años de la captura de Abimael Guzmán?
–La captura de Guzmán para mí, ahora ya visto de forma retroactiva, es el comienzo del fin de una etapa muy difícil. A partir del 12 de setiembre de 1992 surgió la esperanza de que podríamos estar más unidos y construir un país mejor. Significó un antes y un después.
Lea: El Honorable Colegial – Caretas No.1396, 11 de enero 1996
–Usted fue nombrado director de la Dincote en diciembre de 1991. ¿Cómo encontró la unidad? 
–Esa es una buena pregunta. Yo encontré a la Dincote en una situación precaria. No tenía ni un sol de presupuesto. Había un pequeño grupo de cuatro o cinco personas que después se ha venido a hacer famoso, el GEIN, que trabajaba de una manera muy esforzada, pero al mismo tiempo artesanal, sin recursos, sin equipos, sin ninguna calificación técnica. Entonces comprendí que había que replantear la estrategia de la lucha contra Sendero Luminoso y el MRTA. y por eso tomamos la decisión de reorganizar la Dincote.
–Pero los grupos Delta y las escuchas telefónicas funcionaban desde 1989. Eso significa que había todo un trabajo previo. 
–Había ocho grupos de trabajo que se llamaban deltas, pero venían trabajando muy a la criolla. El esquema no respondía. Además de una mala organización, la Dincote carecía de lo más elemental para trabajar. Había un solo baño para 600 personas. No tenía ni grupo electrógeno, de tal manera que cuando se producían apagones, que eran casi a diario, el personal tenía que alumbrarse con velas, fíjese.
–¿Qué hizo usted? 
–Se me ocurrió hacer un contacto con la empresa privada, que es representada por la directiva de la CONFIEP. Fui y les hice una exposición de poco más de dos horas y los empresarios quedaron sorprendidos y asustados de lo que significaba Sendero Luminoso en esos momentos difíciles y de lo que podría significar, sobre todo, si no se tomaban las medidas adecuadas más adelante. No era broma. Era una cosa complicada, difícil. Creo que a los mismos senderistas de repente les sorprendió el crecimiento tan rápido, ¿no? Les pedí que apoyen a la Dincote y ellos se comprometieron a hacerlo.
–¿Acaso no es cierto que la CIA norteamericana ya apoyaba a la Dincote desde antes que usted asumiera el cargo? 
–Creo que existía un convenio con el SIN. Porque la CIA trataba con el SIN, como su par en inteligencia. El asunto es que nos apoyaban en la preparación, en la instrucción del personal. Eso sí es verdad.
–¿Y entonces qué logró usted, general? 
–Adquirimos un sistema de comunicaciones independiente, propio, que no estuviera adicionado ni siquiera al de la Policía. Eso significaba que teníamos que tener, incluso, una torre en Chorrillos, por la necesidad de trabajar con mucha secretividad los operativos. Conseguimos equipos de walkie-talkies en cantidades necesarias para todo el personal. Porque antes se hacía vigilancia con señas. Transformamos la Dincote, incluso en su infraestructura, que era una cosa tan horrible. Convertimos una choza en un hotel cinco estrellas.
–¿Sin ese soporte se hubiera podido capturar a Guzmán? 
–No sé, quizás de casualidad, pero no de una manera sistemática, planificada, profesional. Lo que hicimos fue vital para el éxito.

EL DÍA D

–¿Dónde estuvo usted cuando se intervino la casa de Surquillo? 
–Estuve todo el día en el comando de la Dincote. Recuerdo que cuando se produjo la intervención escuché al mayor Luis Valencia gritar, pero no decía nada. Yo imaginé que de repente recibió un balazo. Llamé a Benedicto Jiménez y me dice: “¡El Cachetón, el Cachetón!”. Jiménez y yo nos fuimos volando en el mismo vehículo a Surquillo. Al llegar a la casa yo subí primero. Vi al técnico (Walter) Capa filmando. Ese es el momento en el que me acerco a Guzmán. ‘Soy el general Antonio Ketín Vidal, jefe de la Dincote. Le comunico que está usted detenido’, le dije. Él se paró, me alcanzó la mano y me dijo “Abimael Guzmán Reynoso”. Le dije: “En la vida se gana o se pierde. Hay que saber ganar y hay que saber perder”. “Sí”, me contestó y añadió: “Nos han detenido, puede detener a los demás, puede matarnos, no importa, pero lo que el pueblo tiene aquí (tocándose la sien) jamás lo van a borrar”. Parece que no se equivocó, ¿no?

–Ya usted ha dicho que ni el ex presidente Alberto Fujimori ni Vladimiro Montesinos supieron del operativo. ¿Cuándo y cómo les informó que Guzmán había sido capturado por la Dincote? 
–Yo me adelanté y salí con Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre. Subieron a mi carro. Éramos el chofer, un copiloto de seguridad y yo atrás con ellos dos. Por supuesto que estaban enmarrocados. Al poco tiempo de llegar a mi oficina en la Dincote, Canal 2 soltó el primer flash sobre la captura. Al rato me llama Montesinos para confirmar lo que vio por televisión. Le digo que es verdad. El se sintió muy mortificado y colgó el teléfono. Llamé a Palacio y me comuniqué con el edecán de servicio. Me avisó que el Presidente estaba fuera de Lima y que no era posible comunicarse con él, quizás a través del SIN. Como Montesinos ya estaba muy incómodo, le pedí a él que por favor lo llamara. Luego Montesinos se comunicó conmigo: el Presidente ya se había enterado. Lo que ocurrió después merece contarse: el entonces jefe del SIE (Servicio de Inteligencia del Ejército), coronel Alberto Pinto, apareció en mi oficina burlando la seguridad que pusimos. Entró asegurando que venía de parte del Presidente para llevar a Abimael al Pentagonito. Yo me opuse. Le dije que eso no iba a ser posible en cuanto yo era el responsable de la vida de Guzmán y lo invité a retirarse. Lo hizo.
–¿Por qué querían llevarlo al Pentagonito? 
–No lo sé, pero en el trayecto podían haber pasado tantas cosas. Chocar contra un auto, accidentalmente. Guzmán podía morir. Las FF.AA. tenían su propia metodología que no coincidía con la nuestra. A Guzmán no se le puso ni un dedo. Fue un trabajo civilizado.
–¿No le resulta paradójico que en 1992 haya dos equipos, el GEIN y el Grupo Colina, buscando terroristas con diversos fines? 
–La Dincote hizo inteligencia y el Grupo Colina no. La Dincote buscaba terroristas para capturarlos, no para matarlos. Para mí es una cuestión de formación profesional y humana. Cuando capturamos a Guzmán dejamos un mensaje claro: que no hace falta matar terroristas para lograr los objetivos y pacificar un país.
–Se ha dicho que usted ayudó a Montesinos a desactivar el GEIN. 
–¿Quién salió primero de la Dincote? Yo, en diciembre de 1992. Me mandaron al huesero de la Policía Nacional, a la Inspectoría General como jefe. Ahí estuve tres años arrinconado y marginado. Marco Miyashiro, en cambio, se fue a trabajar a Chiclayo y él lo ha interpretado como un castigo, pero ese es un lindo sitio para trabajar. A Benedicto Jiménez, Montesinos lo llamó para trabajar en el SIN. Ahí trabajó un año como Director Nacional de Pacificación. Miyashiro volvió de Chiclayo y se incorporó a la SUNAT, fíjese.
–También lo han acusado de quedarse con parte de la recompensa que se le entregó a 80 miembros del GEIN. 
–Yo doné mi dinero para los niños huérfanos de Ayacucho. El único testigo presencial fue monseñor Cipriani. Estaba allí en Ayacucho. Y él me escribe dos cartas que las tengo ahí. O sea, hay actas de la entrega total del dinero para esos niños huérfanos del terrorismo que muy poco se acuerda la prensa y la gente. Pero yo lo hice sin buscar ningún rédito. ¿Por qué se enteró la prensa? El Presidente nos convocó para felicitarnos públicamente por nuestro trabajo. ¡Y llega con unos costalillos de dinero! Yo renuncié a ese premio en mi discurso de agradecimiento y dije que en lo que a mí me correspondía se lo dono a los niños huérfanos. Eso no era figurettismo.
–¿Por qué cree usted que no lo han invitado a las celebraciones por los 20 años de la captura? ¿Por qué algunos importantes miembros del GEIN se han enfrentado con usted públicamente? 
–Hay un tema de resentimiento y envidia. Porque la gente y el pueblo comenzaban a saludarme, a demostrarme su aprecio de mil maneras. La gente me mencionaba y me tenía en cuenta y eso generó incomodidades tanto con mi propia gente como en La Fábrica (el SIN). Yo no me he aprovechado para nada de la captura de Abimael. No busqué salir en el video a propósito. ¿Para qué?
–En 2006, se difundieron unos audios de sus conversaciones con Guzmán en el GEIN, grabadas con micrófonos ocultos que donó la CIA, y allí usted se muestra extrañamente concesivo con él. 
–Gran parte es cierto. Fue para ‘ablandarlo’, como se dice en inteligencia. Mire usted que igual crítica me hicieron con Montesinos. En primer lugar, él ha sido mi compañero de promoción. Yo a Montesinos lo trataba de ‘Vladi’. Era mejor tenerlo cerca que de enemigo. Para mí, los corruptos son mucho más peligrosos que los terroristas.
–Para usted, ¿el Benedicto Jiménez de hoy es distinto al de hace 20 años? 
–No lo sé. Yo diría que él se la buscó. Pero eso no quiere decir que no me cause un poco de tristeza, porque ha trabajado bajo mis órdenes. A veces el afán bolivariano de brillar, de traspasar los límites normales, de trascender, lo lleva a uno a veces a elegir caminos no muy adecuados como en los que él ha incurrido. Es muy triste.
–Se habla mucho del Movadef. Algunos piensan que es parte de un “resurgimiento” de Sendero. ¿Qué opina usted? 
–No lo descarto por su comportamiento, por los momentos en que aparece. En Lima hay muchos edificios, mucha modernidad. Pero habría que ver cómo están en los cerros, en los alrededores de Lima. De repente todavía quedan en el interior del país algunos elementos que puedan seguir alimentando el discurso de esta gente demagoga que se aprovecha del dolor humano para manipular. En eso son expertos. Esta es una guerra prolongada. (Américo Zambrano).







Lerner Contraataca

“Los principales alentadores de la vigencia del informe son los que tratan de denostarlo porque no tienen la conciencia limpia

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“Los principales alentadores de la vigencia del informe son los que tratan de denostarlo porque no tienen la conciencia limpia”.
Ex presidente de la Comisión de la Verdad responde a nueva ofensiva contra el Informe Final publicado hace ya nueve años.

La muerte del camarada “William” detonó una nueva ofensiva contra el Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que acaba de cumplir su noveno aniversario. Al final, las críticas fueron erradas (ver nota de apertura) pero la andanada se acompañó con titulares sucesivos en el diario El Comercio y tuvo su punto álgido en la primera plana dominical, donde se atribuye a los ex comisionados el reconocimiento de “errores”. 
Salomón Lerner Febres, ex presidente de la CVR y rector emérito de la Universidad Católica, defiende el documento como “un punto de partida sólido para la reflexión. ¡Con qué desfachatez pueden venir a decir que nosotros hemos hablado ex cátedra y que hemos dicho que es la verdad que no se puede mover!”.
Rodeado de retablos ayacuchanos en su oficina, responde con el tono pausado de siempre. Pero su severidad tiene pocos antecedentes y variados objetivos.

–Sophia Macher dice en Canal N que fue un error de la Comisión no invitar a los miembros de las FFAA a las audiencias públicas. ¿Qué piensa? 
–Sophia Macher debería pensar mucho mejor lo que dice. No hemos llamado a declarar a los actores de la guerra. Sí a quienes fueron víctimas. Y entre ellas a parientes de policías y militares que han declarado como sufrieron. Incluso se presentó una policía que había quedado ciega. Entonces no es cierto lo que ella dice. En el anexo 5 del Informe está la relación de víctimas fatales de las FF.AA. Por parte de los ex comisionados también hay una falta de memoria y consecuencia que es alarmante.
–¿Pisan el palito? 
–Así es. Enrique Bernales no debió dar declaraciones a El Comercio que, habida cuenta de las circunstancias, iban a ser tergiversadas. A mí me llamaron por teléfono y me negué a darlas porque están informando de manera sesgada. Ese mismo día, sin tener certeza, titularon que nos habíamos equivocado en el caso de “William”. Esa mañana me llama Perú.21, que es del mismo grupo, me entrevistan 15 minutos y al día siguiente lo único que aparece es un epígrafe en una foto que dice “curiosa declaración de Salomón Lerner que señala que de repente al terrorista le lavaron la cabeza”. Y ayer El Comercio pone “dudas” porque no declaro. Es realmente infame lo que han hecho. Esto huele feo.
–¿Por qué cree que los artículos de El Comercio coinciden con el intento fujimorista de revisar la CVR? 
–No es un diario. Es el grupo El Comercio. Es una cuestión concertada y la pregunta del millón es por qué será. ¿Sabe qué es lo curiosísimo del caso? Que en este país, donde las comisiones se forman cada semana y los informes de las comisiones duran lo que dura el ánimo de las personas, hemos cumplido el noveno año de la entrega del informe, 11 años desde que comenzó a trabajar la Comisión, y se sigue hablando de ella. Es para los psicoanalistas. Los principales alentadores de la vigencia del informe son los que tratan de denostarlo porque no tienen la conciencia limpia, tienen rabo de paja. Está allí, como una piedrita en el zapato. Creo que con el tiempo se van percatando de que la historia va a asumir un juicio que es negativo sobre personas que creyeron pasar a la historia del país con signo positivo.
–Hace tres años usted recordó en un artículo en CARETAS que Hugo Guerra, ex editor de El Comercio, reconoció ante la CVR los errores del diario en su línea editorial con temas como el de la legislación antiterrorista a través de la cual Fujimori justificó el autogolpe. 
–Así es. Pero en una columna reciente se ha mostrado absolutamente contrario a la CVR que una vez elogió. Creo que además de las historias personales están los designios corporativistas y de línea de algunos medios en los cuales determinados temas no pueden ser tratados o ser tratados de alguna manera en la que el periodista no es más que un simple trabajador al que se le puede despedir. Me pregunto por qué hubo cambios en Perú.21 en lo que toca a orientación y dirección.
–¿Porque Augusto Alvarez tenía una agenda a favor de los DDHH? 
–Y eso era algo que no se podía permitir un diario como El Comercio. De otro lado hay historias personales. Tengo entendido que Hugo Guerra fue asesor político del almirante Luis Giampietri que, siendo él una persona muy educada y afable, no puede dejar de expresar una actitud de no entender que una institución alcanza los más altos grados de excelencia cuando reconoce sus errores y purga a sus malos elementos.
–El ex comisionado Luis Arias Graziani también criticó a la comisión esta semana. 
–Demuestra muy mala memoria.
–¿Pero acaso no firmó el informe con reservas? 
–Lo que el general no suscribía era que hubiera habido violaciones sistemáticas por parte de las FFAA y también se oponía a que hubiera reparaciones. Por lo demás trabajamos hombro a hombro. Lo que no recuerda es la carta que me dirige el 27 de agosto de 2003, donde reconoce que la CVR cumplió “con seriedad y esmero encomiable su cometido”. Ahora no se habla del reconocimiento que le hacemos a las FFAA porque nos defendieron, del homenaje que les hacemos a sus héroes.
–¿El fondo de la crítica no oculta esencialmente la responsabilidad del fujimorismo? 
–Creo que sí. Un poco de la mano como hermanito menor está el régimen aprista. Creo que al señor García no le gusta la muestra Yuyanapaq, donde sale mirando los cadáveres en Los Molinos. Recordemos que él se opuso al Lugar de la Memoria, que salió con fórceps gracias a Mario Vargas Llosa, y ojalá que termine bien. Pero, cuando atacan a la CVR, los señores del fujimorismo no se dan cuenta que con la propia argumentación del Informe se pudo condenar a Abimael Guzmán, porque él no mató a nadie con sus propias manos.
–¿Qué piensa de la persistencia senderista a través de movimientos como el Movadef?
–No se educa, no se informa, no se debate. Se insulta. Eso es lo peor que nos puede ocurrir. Se trata de negar el pasado de una manera tan torpe que abre un nicho para que se asienten ahí los seguidores de Sendero como victimizados y perseguidos.
–El hecho que sigan ahí es que no hemos podido derrotarlos como sociedad. 
–Es que no hemos querido recordar. Hay quienes dicen “ya no miremos por el retrovisor”, estamos creciendo, nos vamos para arriba. Es el fujimorismo y todas aquellas personas que le dan la mano en proyectos de determinada orientación política, de maneras de concebir el gobierno y la sociedad: autoritarismo, mano fuerte, pragmatismo, los valores al bolsillo, el fin justifica los medios, que viva la economía y no importa el mayor abismo entre ricos y pobres.
–Ahora que tanto se habla de inclusión, el Informe Final es en realidad una historia de exclusión. 
–Cuando candidato, el presidente Humala avaló el informe de la CVR. Quisiera recordarle que su ex vicepresidente Omar Chehade firmó un documento en el que se comprometía a las reparaciones a las víctimas del terrorismo.
–El presupuesto asignado no ha sido gastado. 
–Antes de dejar el poder, Alan García dio un decreto por el cual ponía condiciones complicadísimas para registrar a las víctimas. Esas condiciones no han sido cambiadas por quien fue ministro de Justicia y ahora es premier, quien sabía muy bien como trabajó la CVR y que (entrevistado en febrero último en El Comercio) dijo que sí le dio estatus político a Sendero Luminoso. Mala memoria tiene el señor Jiménez. Pero cada cual es dueño de sus miedos y sus ambiciones.
–¿Qué opinión tiene de la reciente sentencia del Grupo Colina? 
–Me parece que es una sentencia muy poco razonable e inconsistente con lo que ha sido la postura del Poder Judicial. El señor (Javier) Villa Stein no puede, con algo de sangre en la cara, afirmar que no existen delitos de lesa humanidad cuando matan personas porque se las sospecha terroristas. Es admitir el terrorismo de Estado. El prestigio que pudo alcanzar la justicia peruana con la sentencia a Fujimori ha sido disminuido. Más con el papelón en la Corte Interamericana. Los vínculos políticos y amistades del señor Villa Stein han influido en una sentencia sesgada.
–¿Y qué opina del cambio de estrategia del gobierno en el caso Chavín de Huantar al abandonar la tesis de los “gallinazos”? 
–Están mezclando papas con camotes. Creo que hay sobradas pruebas que apuntan a una acción distinta a la de los comandos. Un ministro como Aurelio Loret de Mola lo señaló, al igual que varios testimonios.
–Mucho se ha especulado que el encono del cardenal con las autoridades de la Católica tiene que ver con la CVR. 
–Si hay un sector que no está a favor de la PUCP es porque la consideran “caviar”. La CVR, para aquellos que no desean mirarse en el espejo, es también “socialistona” y progresista. Hay por allí un señor que no le hace honor al oficio del periodismo ha llegado a decir que soy el rey de los caviares.
–¿Aldo Mariátegui del diario Correo? 
–Sí, de quien no digo que no tengo el gusto, sino que felizmente no conozco. Ese señor me criticaba desde la época de la Comisión. Salomón Lerner me cae más espeso que la gorda Macher. No me extrañaría que de alguna manera mi papel como rector aquí se vinculara a mi labor en la CVR que tuvo que, con dolor, señalar a instituciones y personas que no cumplieron con lo que se esperaba de ellas. Dijimos que la Iglesia Católica lo hizo bien en sectores del país como el sur andino pero no había ocurrido lo mismo en Ayacucho. Hay pecados por acción y por omisión. Cuando debes hacer algo y así salvar vidas y no lo haces, de alguna manera te alcanzan responsabilidades. Supongo que eso puede influir en la terquedad y mala intención con la que se va detrás de la universidad. A veces la bilis nos coloca vendas en los ojos o se quiere ganar una institución para llevarse no solo bienes sino, sobre todo, el prestigio y una historia que no es la suya y, con otras ideas, festejar en cinco años el centenario. Esperemos que no sea así. (Entrevista: Enrique Chávez)